jueves, noviembre 19

Sonrio al castigo de vivir.

Sí. El mundo a mi alrededor me sigue pareciendo muy rastrero.
Venga, ahora los listos matemáticos, los filósofos de la lengua que le busquen una solución a la mentira. Quizás un "anti-falsedad" para aquellos de la lengua. La igualdad, para los matemáticos, sería un gran fallo de cuentas. Dar más de lo recibido, recibir menos de lo dado. No hay calculadora, ni persona capaz de decir el valor exacto para que, al fin y al cabo, todo se iguale.

Me paro, comparo. Nada nuevo.
Simplemente, resumo el día de hoy, resumo lo vivido ( que felicidad la de un año atrás ). Flipo, yo flipo. Quizás nuestra diferencia no tenga nada que ver con el daño, sino con la experiencia, el haber degustado años atrás este mismo sabor, el saber que sin "aquello" que tenías y dejastes de tener, la vida no se fue, se quedo a tu lado, para que siguieras aprendiendo de ella.

Que sí, que sí. Que cuando hay un "tú" y un "yo" todo es mucho más bonito. Pero lo que realmente importa a la mayoría es el "yo". Mientras, mira al otro "yo". Lo veo, se desvive por el "tú", esta a su lado, no falla ( no hay porque no hacerlo, hasta ahora, se lo merece ) ¡Que ingenuo! Sigue creyendo que "es oro todo lo que reluce".

Mira...aquí llego el amor. De nuevo, caes. Recaes. Vuelves a recaer. ¿Tonta? Bah... no lo creo. Solo sientes. Para que mentirnos, ahí tienes al "tú" acompañándote, secándote una lágrima, ahora otra, por si después vienen más, también estará ahí. Pero, ¿ es este el único problema del ser humano?

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