Hay momentos, situaciones, sentimientos que son imposibles de expresar con palabras y menos con palabras escritas, necesitariamos páginas y páginas para ello. Mucho más difícil es describir a esas personas con las que pasamos esos momentos, con las que compartimos esos sentimientos, indescriptibles, increibles, a su vez. Puedes intentar expresarle con cientos de palabras lo mucho que lo quieres, nunca te parecerán suficientes, ni lo realmente justas y bonitas, siempre querrás más, querrás hacerle el mejor de los textos que haya leído en su vida, quieres resumir toda vuestra historia en un pedazo de papel, sin darte cuenta que esa historia, la vuestra, necesita mundos, universos para caber entera, porque la persona con la que la estás compartiendo, la persona a la que va dedicado ese texto, no cabe en unas pocas de palabras, ni siquiera en millones de ellas.
Por más que lo miras, una y mil veces, no comprendes como puede haberte dado la vida un regalo tan grande, de esos que solo llegan con un golpe de suerte y de cada 100 personas le toca a una, intentas ver si es un solo sueño, si no es realidad, pero en el momento justo que te das cuenta de que todo lo que estas viviendo es real, es cuando sonríes, lo buscas para abrazarlo y no querer soltarlo jamás, en ese momento es cuando te replanteas cambios en tu vida, para no perderlo, para saberlo valorar, para no dejar que se escape por mucho tiempo que quiera correr. Por eso me gusta agarrarte fuerte de la mano, por eso yo no puedo despegar mis labios de tu cara cuando nada me impide hacerlo, porque para mi, infinitas son pocas las horas que pasaría a tu lado. Y yo no se el resto de personas del mundo, pero te veo ahí, a medio metro de mi, a uno o a veinte metros y no puedo aguantar las ganas de tenerte cerca, pegado a mi, de comerte a besos y apretujarte fuerte, ¡muy fuerte!, aprovechar las horas que me quedan junto a ti. Porque después te vas, y es cuando me siento vacía, bajo tierra y sola, por mucha gente que quiera haber a mi alrededor, pero a la vez me siento tranquila, conforme por haber aprovechado hasta el último segundo comiéndote hasta con la mirada, por haber grabado en mi cabeza unos pocos de detalles más sobre ti, por haberte escuchado, tumbado en la cama toda la noche, contar historias que me hacen saber más de tu vida. Desgraciadamente no fui la primera que entró en tu vida, pero estoy dispuesta a ser la última, dispuesta a demostrarte con más hechos que palabras que no hay fuerza capaz de quitarme las ganas de ti.
4 comentarios:
Me gusta el texto! Totalmente cierto, aveces las palabras no bastan. Quizás no seas la primera pero uno siempre se esfuerza por se la ultima y a la que le entregue todo su corazón.
Un beso, te espero!
Es precioso.. Te sigo ya!
me encato tu blog :)
te sigo, y te voi a leer siempre , saludos!
qué bonito!!
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