Eras de esas personas que se te agarran aquí, en el pecho, fuerte, muy fuerte, y cuando se van parece que es imposible respirar. Más que eras... ¡eres! Eres ese que me pone la mano encima cuando sabe que algo va a salir mal, eres ese que alumbra una estrella para que al mirarla siga acordándome de que estás ahí, eres ese que ha conseguido que después de tanto tiempo sin oírte siga recordando tu voz. Eres ese que se llevó un pedazo de mi cuando se fue. Eres ese del que nunca me despediré.
Hoy, siete años después, sigo mirando tu foto y pensando que no sé como se puede echar tanto de menos una sonrisa.
19 de febrero de un año cualquiera, que más da cual sea si tú ya no estás.
Pd: Te quiero, T.