martes, febrero 19


Eras de esas personas que se te agarran aquí, en el pecho, fuerte, muy fuerte, y cuando se van parece que es imposible respirar. Más que eras... ¡eres! Eres ese que me pone la mano encima cuando sabe que algo va a salir mal, eres ese que alumbra una estrella para que al mirarla siga acordándome de que estás ahí, eres ese que ha conseguido que después de tanto tiempo sin oírte siga recordando tu voz. Eres ese que se llevó un pedazo de mi cuando se fue. Eres ese del que nunca me despediré. 

Hoy, siete años después, sigo mirando tu foto y pensando que no sé como se puede echar tanto de menos una sonrisa.

19 de febrero de un año cualquiera, que más da cual sea si tú ya no estás.

Pd: Te quiero, T.

miércoles, febrero 6

Lo bonito no es leer tu "te quiero", lo bonito es saber leerlo con tu voz.

Lo bueno de todo esto es que mientras lo lees, yo ya no estaré a kilómetro de ti. Yo ya estaré a tu lado y mirando como lees mis palabras. Y tanto ellas como yo teníamos ganas de que tus ojos nos mirasen, de que nos sintiesen y leyesen, porque todo lo que aquí escribo puedes leerlo en mi cada vez que me claves tu mirada. Se me olvidó decirte un día que en cada rincón de mi cuerpo he ido escribiendo pedacitos de nuestra historia, puedes buscarlos cuando quieras, aquí están, para ti. Es más me atrevería a proponerte un plan, una noche cambia el soñar dormido por hacerlo despierto, con los ojos abiertos buscando en mi piel nuestra vida juntos, y entonces tú podrás buscar otro rincón, el que más te guste, para escribir otro capítulo. Solo así entenderemos que la cama nos echaba de menos, y que una vida sin tus besos, ya no es vida.

Ahora bien, tienes dos opciones: puedes pasarte toda la noche haciendo el loco o venir aquí, conmigo, y hacer locuras. Piénsalo. Tú. Yo. La noche. Una cama que nos llama a gritos. Y unas ganas locas de salvar el mundo comiéndonos a besos.