Coge a la luna, súbela al cielo. Abrázala hasta fundirla, nota el calor cuando entra por tu cuerpo. Mírale a los ojos, hasta poder ver tu reflejo. Bésala, empezara a brillar. Espérala, aunque te queme el sol. Quiérela, por mucho que no la puedas alcanzar.
Ahora digamos que esa luna lleva mi nombre.
1 comentario:
y que no te suelte nunca. :)
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