domingo, junio 21
Tu cielo.
Miré al cielo y allí estaba, lo que esperaba ver. Tu sonrisa entre uno de los rayos de sol.
Una nube tomó forma de corazón. Tu corazón. Lo veía moverse. Lo escuchaba latir. En ese momento entendí que realmente ese ere tu cielo.
Ojala siempre fuera azul para poderte recordar al mirar a él. Que nunca lloviese para saber que no lloras al recordar momentos vividos. Que siempre resplandeciera el sol para notar que sonríes al vernos. Que nuestra felicidad llenara de calor todo un universo. Ojala no tuviera que escribir todo esto. Pero es evidente. Todas nuestras lágrimas,todos nuestros momentos de tristeza nos enseñan eso que no queremos ver,que deseamos que no hubiera ocurrido nunca.
Quizás ya no sean tantos los momentos de melancolía desde que te fuiste,pero si que puedo notar mi tristeza cuando una nube aparece entre un inmenso cielo azul y una sonrisa al verla desaparecer,cuando deja iluminar mi cara por el sol.
La vida nos concede a cada uno de nosotros unos escasos momentos de pura felicidad. A veces son sólo días o semanas. A veces, años. Todo depende de nuestra fortuna. El recuerdo de esos momentos nos acompaña para siempre y se transforma en un país de la memoria al que tratamos de regresar durante el resto de nuestra vida sin conseguirlo.
Carlos Ruiz.
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